
Cuando esta serpiente percibe la aproximación de un animal, se pone en guardia, enrolla su cuerpo y apunta su cabeza en dirección al intruso, haciendo vibrar su cola para que el cascabel emita ese sonido tan característico que advierte su presencia y pone a la defensiva al más valiente.
Su cuerpo alcanza a medir metro y medio. Su espalda exhibe rombos marrones bordeados por líneas color crema. Posee colmillos inyectores de veneno, alimentados por glándulas ubicadas detrás y debajo de los ojos. Una glándula muy sensible al calor, ubicada delante del ojo le permite detectar su presa en total oscuridad.
Si caminamos de día y con cuidado en los lugares áridos donde vive, no nos toparemos con ella. Suele dormir en cuevas o bajo troncos o rocas durante el día. Sale de noche a cazar ratas y ratones. Por eso, aún siendo venenosa, en cierto modo también es beneficiosa para los agricultores.
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